Siento, pero no existo. Vivo sobre un mar negro, donde un hombre con manos ásperas y sentimientos oscuros me calla, me asesina con sus palabras. Sus alas de cuervo me abrazan ocultandome secretos de la vida.

Es él, quien me sonríe con colmillos de sangre. Que no me deja existir. Que no me deja vivir tranquilo. Quien mantiene el cuchillo en mi espalda. Que me despierta noche a noche con sus estridentes gritos, solo para verme sufrir.

Pero, a pesar de todo, le queda poco tiempo. Sus colmillos ya no son tan rojos. Las plumas de sus alas de cuervo se desprenden cada día. Muero lento, pero el morirá peor que yo. Me veo al espejo y en mi reflejo veo una lágrima que recorre mi mejilla.

Ya no puedo decir más. El hombre de manos ásperas, con sentimientos oscuros y alas de cuervo me hace callar.